El año 2015 batió un nuevo récord en emisión de gases de efecto invernadero e incremento global de las temperaturas, después de un 2014 que ya alcanzó marcas históricas y disparó las alarmas sobre los efectos del cambio climático. El informe El Estado del Clima que realiza cada año la Agencia Nacional de Océanos y Atmósfera de EE UU (conocida habitualmente por sus siglas en inglés, NOAA) expone en su última edición una tonelada de datos que arrojan una conclusión inquietante; se avecinan más sequías, más inundaciones y se constata el deshielo de los polos.
El Niño, el fenómeno cíclico relacionado con el calentamiento del Pacífico, resultó el año pasado el más fuerte desde al menos 1950, según esta agencia, lo que contribuyó, junto al calentamiento global, a superar por primera vez en más de un grado centígrado la temperatura media de mediados del siglo XVIII, que es el periodo que se considera representativo de las condiciones de vida preindustriales.
Respecto a un 2014 ya de récord, el incremento alcanzó 0,1 grados centígrados. Y 2016 también apunta a batir máximos preocupantes, ya que los seis primeros meses han sido los más cálidos en décadas. “El Niño fue el año pasado un claro recordatorio de cómo los acontecimientos de corto plazo pueden amplificar la influencia relativa y los impactos que radican de la tendencias de largo plazo en el calentamiento global”, apunta el documento.
El extenso informe de la NOAA, elaborado por 450 científicos de todo el mundo y hecho público este martes, señala también que el nivel de los océanos está unos 70 milímetros por encima del de 1993. Cerca del ecuador, el número de tormentas con nombre del año pasado también supera en buena medida la media anual del periodo 1981-2010. Y la temperatura del Ártico fue 1,2 grados superior a la de esos mismos años.
Mientras se conocían estos perturbadores datos que nos llegaban desde Nueva York, Cancún, Solidaridad, Playa del Carmen y el resto de los municipios quintanarroenses se preparan ante la llegada a nuestras playas de la tormenta tropical Earl. Garantizar la seguridad de los más de 400 mil viajeros que visitan los destinos de Quintana Roo por la temporada de verano, es la prioridad de la Secretaría Estatal de Turismo, es por eso que se adoptan acciones ante la posible afectación por un fenómeno hidrometeorológico, manifestó el titular de la dependencia, Raúl Andrade Angulo.
“El gobernador Roberto Borge nos ha girado instrucciones precisas para garantizar la seguridad de los turistas en Quintana Roo”
El funcionario estatal explicó que por instrucciones del gobernador Roberto Borge Angulo, la Secretaría de Turismo mantiene una estrecha coordinación con el Comité Operativo Especializado en Fenómenos Hidrometeorológicos 2016, para en caso de una contingencia climatológica, se instrumenten las acciones correspondientes para garantizar la seguridad de los viajeros que vacacionen en los destinos del estado. “El gobernador Roberto Borge nos ha girado instrucciones precisas para garantizar la seguridad de los turistas que se encuentran en Quintana Roo”, dijo. Tenemos comunicación permanente con los mayoristas, agentes de viajes y cuerpos diplomáticos para sostener un adecuado flujo de información en todo momento. El titular de Sedetur informó que en este momento la institución registra alrededor de 410 mil viajeros en los destinos de Quintana Roo.
Andrade Angulo, recordó que Quintana Roo cuenta con 788 refugios anticiclónicos con capacidad para 281 mil 280 personas, en todo el estado; de los cuales, 55 son turísticos, los cuales están localizados en los municipios de Benito Juárez, Lázaro Cárdenas, Solidaridad y Tulum. Para finalizar, el funcionario recordó que su dependencia se apegará a las estrategias y acciones de logística y organización establecidas por el Comité Especializado en Fenómenos Hidrometeorológicos que encabeza el gobernador, Roberto Borge Angulo, para atender cualquier tipo de emergencia climatológica, a fin de garantizar la seguridad de los viajeros.
La “temperatura promedio global” de las superficies terrestre y oceánica estuvo 0,9 grados Celsius por encima del promedio del siglo XX.
El pasado año 2015 fue el más cálido desde que existen registros, que arrancan en 1880. La NOAAy la NASA así lo confirmaron con la publicación de su resumen anual. Además, el último mes de diciembre fue el más cálido de los últimos 136 años. Estas agencias, referentes internacionales en el seguimiento del proceso de calentamiento global que sufre el planeta, concluyen que durante el pasado año la “temperatura promedio global” de las superficies terrestre y oceánica estuvo 0,9 grados Celsius por encima del promedio del siglo XX. Esa media está en los 13,9 grados centígrados. Además, la desviación respecto a todo el periodo del que se tienen registros (1880-2015) también fue la mayor jamás registrada. El anterior récord se registró en 2014. Además, la NOAA ha apuntado a que “diez meses del 2015 tuvieron temperaturas récord”.
Las agencias meteorológicas internacionales ya alertaron durante el pasado año de que se estaban batiendo los récords de temperatura. En noviembre, antes de la Cumbre del Clima de París, la Oficina Meteorológica británica (Met Office) ya avisó de que la temperatura del planeta a final de ese 2015 sería casi un grado por encima del promedio previo a la Revolución Industrial. Y la Organización Meteorológica Mundial (OMM), dependiente de la ONU, insistió luego en que en 2015 se habría sobrepasado el umbral de un grado.
En la reunión de París, 195 países se fijaron el objetivo de dejar el aumento de la temperatura global a final de este siglo muy por debajo de los dos grados. La NOAA ha resaltado que durante el pasado año se alcanzaron “temperaturas récord” en muchas zonas del planeta como Centroamérica o “gran parte del norte de América del Sur”. También, en el norte, sur y este de Europa. En el informe de la NOAA se incluye un listado de los 16 años más cálidos del periodo 1880-2015. Y 15 de ellos se han registrado durante este siglo. Solo 1998 se cuela en este listado.
“El cambio climático es el desafío de nuestra generación”, ha señalado a través de un comunicado Charles Bolden, responsable de la NASA
Por su parte, la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio, conocida como NASA por sus siglas en inglés, ha confirmado también el récord de calor durante 2015. Esta agencia de Estados Unidos ha apuntado a que la temperatura superficial media del planeta ha aumentado cerca de un grado Celsius desde finales del siglo XX, “un cambio en gran parte impulsado por aumento de dióxido de carbono y otras emisiones a la atmósfera”. Los niveles de acumulación de estos gases de efecto invernadero también están en niveles récord.
“El cambio climático es el desafío de nuestra generación”, ha señalado a través de un comunicado Charles Bolden, responsable de la NASA. Esta organización ha recordado que la “mayor parte del calentamiento” se ha dado en los últimos 35 años, coincidiendo con el aumento de la emisión de gases de efecto invernadero por parte del hombre. El récord de calor de 2015 puede durar poco, al igual que le ocurrió a 2014. La Oficina Meteorológica británica ya ha indicado que este 2016 podría ser aún más caluroso debido también al efecto del fenómeno de El Niño.
El Ártico lanza una llamada de socorro, durante el primer semestre del año se han batido todos los récords de temperatura terrestre
Una prueba evidente de que el cambio climático no es cosa de broma es el progresivo deshielo del Ártico. Los satélites de la NASA que vigilan la superficie de banquisa arrojan malas noticias: junio ha marcado la cuota mínima de extensión helada desde que comenzó el seguimiento monitorizado de este inclemente desierto helado. Durante el primer semestre del año se han batido todos los récords de temperatura terrestre. Han sido los más cálidos de la historia (en realidad desde 1880, cuando comenzó el registro global), con un aumento de 1,3 grados respecto a finales del siglo XIX. Y ya van 14 meses consecutivos en los que las temperaturas alcanzan cotas máximas.
El cambio climático hace que el Ártico se parezca cada vez menos a aquel que el explorador estadounidense Robert Peary dijo haber alcanzado en 1909, una hazaña puesta en duda al verificar que sus datos de navegación no eran correctos. De modo que el mérito de haber visto en primicia el polo Norte ha sido atribuido a la expedición liderada por el noruego Roald Amundsen -conquistador del Polo Sur- en 1926 desde el dirigible Norge. La capa de hielo que cubre el océano en el llamado Polo Norte de la Inaccesibilidad alcanza una profundidad de 5,5 kilómetros, pero el simbólico mar de Chukotka se está resquebrajando. La Agencia Espacial Europea ha examinado la evolución de la capa superficial de hielo en Groenlandia y ha observado una evolución inquietante: entre 2011 y 2014, la isla perdió alrededor de un billón de toneladas de hielo, es decir, casi el doble del volumen que se destruyó en esta zona en las dos décadas anteriores.
El casquete ártico es el termómetro más preciso para medir el impacto del calentamiento. La superficie congelada en el pico de fusión del verano es en estos momentos un 40% menor que hace cuatro décadas. No obstante, la cota estacional más baja se alcanzará en septiembre y las perspectivas son muy pesimistas: el hielo merma en torno a un 13,4% por década. A la preocupante situación de este año ha contribuido los coletazos de El Niño, un fenómeno que se inicia en el océano Pacífico tropical y provoca cambios en la dirección y la velocidad de los vientos desatando fuertes precipitaciones y episodios de sequías extremas.
En 2050 los huracanes, las inundaciones o las sequías provocarán que hasta 250 millones de personas abandonen sus tierras
Precisamente los desastres medioambientales desencadenarán en las próximas décadas masivos desplazamientos. Si no se frena el cambio climático, en 2050 los huracanes, las inundaciones o las sequías provocarán que hasta 250 millones de personas abandonen sus tierras en busca de un hogar en un ecosistema habitable. Aunque ya se habla de refugiados climáticos, tales migraciones no están amparadas jurídicamente en el ámbito internacional. Muchas personas se han visto obligadas a abandonar sus casas en el archipiélago de Tuvalu, en medio del Pacífico, por la subida de las aguas, o en Senegal por culpa de la sequía. Pero este tipo de peticiones de asilo son sistemáticamente denegadas. Por ahora.
El discurso de Leonardo DiCaprio al recibir este año su primer Óscar por ‘El renacido’ (2015) fue uno de los más aplaudidos: “Nuestra producción tuvo que desplazarse al lugar más al sur de nuestro planeta para encontrar nieve. El cambio climático es real y está sucediendo ahora. Es la amenaza más urgente a que se enfrenta la humanidad…”. No nos engañemos: hasta ahora, Hollywood, salvo honrosas excepciones, no se había interesado demasiado por el cambio climático. Ciertamente, James Cameron, director de ‘Titanic’ (1997), rodó la fábula ecologista ‘Avatar (2009). Pero ‘Avatar’, la película más taquillera de la historia, no transcurre en el planeta Tierra, sino en Pandora. Allí habita una especie humanoide de piel azul, los na’vi. Cameron nos mostraba a una especie que vivía en armonía con la naturaleza, y a su diosa madre: Eywa. La pregunta es: ¿Se sintieron identificados los espectadores con los na’vi? O, más concretamente: ¿Se entendió realmente la llamada de James Cameron a vivir armónicamente con la naturaleza?
Hollywood sigue con su hecatombe nuclear, para explicar a las personas normales el cambio climático, hay que recurrir al documental
El cine no ha realizado aún la gran película del holocausto medioambiental, y sigue anclado en la hecatombe nuclear, que acaso sea más cinematográfica, de buenos y malos, de acción trepidante, de guerra… Probablemente por ello, para explicar a las personas normales y corrientes el cambio climático, hay que recurrir al documental. Porque, ¿cómo explicar el cambio climático y sus consecuencias, de una forma sencilla e interesante, a la mayoría de los mortales? En la última década, varios directores de cine documental lo han hecho de forma magistral. Pero sus películas han pasado desapercibidas, porque ¡esto no es Hollywood!
Seguramente, uno de los primeros documentales que debería encabezar esta breve lista es ‘Una verdad incómoda’ (Inconvenient Truth, 2006) de Davis Guggenheim, basado en una “clase” del ex vicepresidente de los Estados Unidos Al Gore, que explica el calentamiento global a todos los ciudadanos del mundo. Lo que la gente no sabía es que Al Gore no era un neófito en la materia. En 1992, había escrito un libro excelente, ‘La Tierra en juego’ (Earth in Balance), que circuló ampliamente durante la Cumbre de la Tierra de Rio de Janeiro. Seguramente, las maniobras del clan Bush le hicieron perder las elecciones, pero el movimiento ecologista ganó un activista de primer nivel.
El New York Times describió ‘La era de la estupidez’ (The Age of Stupid, 2009) de Franny Armstrong, como “más alarmista y polémico” que ‘Una verdad incómoda’. El documental de Armstrong relata seis historias sencillas, filmadas en siete países durante tres años, que demuestran que el cambio climático es un hecho innegable desde hace varias décadas. Por su cercanía y por la crudeza de la narración, destaca la historia de un guía francés en los Alpes, un anciano combativo, de más de 80 años, que nos revela que cada vez es más difícil mostrar los glaciares de los Alpes, porque no han dejado de retroceder.
Por su belleza, y por la técnica desplegada, en esta lista no puede faltar ‘Persiguiendo el hielo’ (Chasing Ice, 2012) de Jeff Orlowski, premio al mejor documental en Sundance ese mismo año. Más de 30 cámaras superresistentes, desplegadas en el Ártico, Groenlandia, Alaska…, han registrado durante años cómo se ha ido retirando el hielo en todos los glaciares recogidos por las cámaras. Las imágenes, montadas posteriormente de forma rápida, revelan el innegable deshielo. Una imagen que permanecerá largamente en la retina es la de un glaciar, equivalente a la isla de Manhattan -sobrepuesta en la filmación- que desaparece ante el espectador en poco tiempo.
En 1971, hippies, fotógrafos, científicos y marineros zarparon en un viejo barco de pesca para evitar pruebas nucleares en Amchitka (Alaska)
Otro documental que nos gustaría compartir es ‘Cómo cambiar el mundo’ (How to Change the World?, 2015). Ha sido el último en salir al mercado y seguramente es el que nos permite entender mejor muchas características del movimiento ecologista moderno. En 1971, un pequeño grupo de hippies, fotógrafos, científicos y marineros zarpó en un viejo barco de pesca para tratar de evitar las pruebas nucleares de los Estados Unidos en Amchitka (Alaska). Este grupo de “locos” fue el embrión del cual, al poco tiempo, nacería una organización ecologista que hoy apoyan más de tres millones de personas en todo el mundo: Greenpeace.
A partir de imágenes de archivo nunca vistas, el director Jerry Rothwell crea un relato trepidante donde descubrimos la figura controvertida de Robert Hunter, el líder que creó la primera organización ecologista moderna. Hunter fue uno de los primeros en entender la importancia de una “imagen viral” para conseguir miles de apoyos en la lucha a favor del medio ambiente.
Sin lugar a dudas, se merece cerrar esta breve lista el documental ‘Ciencia a sueldo’ (Merchants of Doubt, 2014), que debería ser de visionado obligado en todas las escuelas de negocios. Robert Kenner trata de desenmascarar a una serie de pseudocientíficos, pagados por las multinacionales del tabaco, del petróleo, de la química…, que intentan sembrar dudas sobre lo que otros científicos han demostrado en estudios probados. Por ejemplo, hacía 50 años que la ciencia y la medicina sabían que la nicotina generaba adicción y era letal para la salud. Las multinacionales del tabaco financiaron a determinadas personas y organizaciones para que negaran esta evidencia.
En los últimos años, las compañías petroleras están pagando a organizaciones y a personas para que nieguen la existencia del cambio climático. ¡Pero no podemos esperar 50 años más! Por eso, Guggenheim, Armstrong, Orlowski, Rothwell y Kenner son, para nosotros, directores imprescindibles que nos han acercado a la emergencia climática de nuestro planeta. Sus documentales son hoy accesibles a través de Internet. Os invitamos a verlos y a compartirlos con la familia y los amigos. No os dejarán indiferentes.
Las emisiones de CO2 de la industria se disparan tras años de crisis, en Cataluña expulsan un 6,6% más de gases de efecto invernadero
“Adicionalmente a las mejoras estructurales de eficiencia energética y de reducción de emisiones, la crisis económica contribuye claramente a la caída de emisiones”, justificaba hace dos años la Generalitat de Cataluña, gobierno autónomo en España, sobre la caída continuada desde 2007 de las emisiones de gases de efecto invernadero. Pero el año pasado esta tendencia dio un giro de 180 grados. Durante 2015, las 126 instalaciones (combustión, generación eléctrica e industria) sometidas al régimen del comercio de emisiones expulsaron 14,1 millones de toneladas de CO2,, un 6,6% más que en 2014, según datos del Departamento de Territorio.
Además de los pequeños síntomas de recuperación económica, el aumento se explica por el bajo precio que estas plantas pagan por contaminar. Y aunque la emisión de 2 no será gratis, no les resultará cara: 21 millones de euros por las 4,1 millones de toneladas de CO2 de más que expulsaron, según cálculos de la Generalitat. Esta cantidad podría ser mayor ya que adquirir el derecho de expulsar a la atmósfera una tonelada de CO2 cuesta actualmente poco más de cinco euros, cuando en 2008 llegó a 27. Pero la crisis económica ha hecho caer la demanda y, por tanto, el precio que da derecho a contaminar. La exdirectora de Calidad Ambiental de la Generalitat, Assumpta Ferran, ya advertía de que el bajo precio que pagan por emitir más contaminantes de los que les corresponde no motiva a las empresas a invertir en tecnologías más limpias.
El sector que más pagará será el de la generación eléctrica. A partir de 2013 y hasta 2020, estas plantas no reciben derechos de emisión de forma gratuita, por lo que las empresas tendrán que pagar casi 14,5 millones de euros por sus emisiones. Las plantas de cogeneración (6,4) y las refinerías (3,5) también tendrán que rascarse el bolsillo, mientras que las cementeras tuvieron un excedente de 0,6 millones de toneladas de CO2.
La industria catalana acumulaba desde 2005 años de caída en sus emisiones de gases de efecto invernadero, cuando alcanzaron su pico más alto (20,2 millones de toneladas). Este descenso se acentuó con la llegada de la crisis económica, y tocó fondo en 2013 (13,1). Hace dos años las emisiones se estancaron (0,6%) y el pasado 2015 dieron un giro de 180 grados a la tendencia, y pasaron de caer a crecer un 6,6%.
El sector responsable de este aumento fue la generación eléctrica. Las siete plantas verificadas emitieron en 2014 2,2 millones de toneladas de gases de efecto invernadero y el año pasado, 2,9, un 30% más. Aun así, este sector fue el que menos cantidad de gases contaminantes produjo. Las instalaciones de combustión (aquellas que convierten en energía la quema de combustibles de origen fósil) emitieron 4,1 millones de toneladas y la industria, 7,1. Sobre todo por la producción de cemento (2,92) y las refinerías (2,42). Esta es una constante en el resto de los países europeos.
“La Tierra nos permitió vivir sin avergonzarnos, por ejemplo la libertad, las aventuras de Ulises y el amor a los caballos”, escribe Manuel Vicent
‘Mil años’ es el título de una interesante columna periodística del escritor español Manuel Vicent. El astrofísico Stephen Hawking ha pronosticado que dentro de mil años una primera migración de seres humanos comenzará a abandonar la Tierra para asentarse en otros puntos del universo. Se supone que para entonces el crecimiento demográfico, la falta de alimentos, el cambio climático y la pestilente degradación de la naturaleza habrán hecho de este planeta un lugar inhabitable. Los nuevos padres fundadores serán cosmonautas soñadores, jóvenes y fuertes. Aquí quedarán los viejos, los discapacitados, los pobres y los faltos de coraje. Dada la escasez de espacio en las naves, verdaderas arcas de Noé, los emigrantes cósmicos llevarán consigo una selección extremadamente rigurosa de los mejores frutos terrenales. No faltaran el cereal y la vid, que fueron en la Tierra sangre y cuerpo de dios, junto con un ron bucanero para brindar por el éxito. Para entonces el genoma humano totalmente explorado permitirá una absoluta manipulación genética de los óvulos y espermas congelados de los genios de la historia, pero en el cerebro humano estará guardada la ciencia y la cultura que pudo ser salvada de la hecatombe planetaria…
“En otro lugar más confortable del universo -recalca Mnauel Vicent- podrán ser recreados los versos de Homero, la moral de Marco Aurelio, los cuentos de las Mil y Una Noches, los ensayos de Montaigne, la Venus de Botticelli, el Réquiemde Mozart, la ironía de Voltaire, todo lo que en la Tierra nos permitió vivir sin avergonzarnos, por ejemplo la libertad, las aventuras de Ulises y el amor a los caballos. Puede uno imaginar qué salvaría de este planeta hoy para llevárselo a otro mundo si fuera un expedicionario galáctico. Por mi parte no faltarían los calamares en su tinta, las berenjenas fritas y el apio para las ensaladas. Pues bien, ese tesoro que cada uno se llevaría a otro planeta aún está en la Tierra. Hay que aprovecharlo”.
El 2016, un año histórico en la canícula del Caribe; el calentamiento global y la emisión de gases efecto invernadero alcanzan niveles récord desde que arrancaron los registros en 1880; la Agencia Nacional de Océanos y Atmósfera de EE UU (conocida habitualmente por sus siglas en inglés, NOAA), en su último ‘Estado del Clima’ arroja una conclusión inquietante: se avecinan más sequías, más inundaciones y se constata el deshielo de los polos; mientras se conocían estos datos, Cancún, Solidaridad, Isla Mujeres y los otros municipios quintanarroenses, con más de 400 mil turistas, se preparan ante la llegada a nuestras playas de la tormenta tropical Earl; “El cambio climático es real y está sucediendo ahora. Tuvimos que desplazarnos al sur para encontrar nieve”, manifestó Leonardo DiCaprio, el actor de ‘El Renacido’.
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