EL BESTIARIO
SANTIAGO J. SANTAMARÍA GURTUBAY
Lo que escuchaba el personal de la Embajada de Estados Unidos en el Malecón de la capital de Cuba, era el aleteo de un macho Anurogryllus celerinictus, el grillo de cola corta de las Indias, una especie de la familia Gryllidae, en el momento de hacer el amor. Fue descrito en 1973 por Thomas J. Walker. En enero de 2019, el ruido de su canción fue propuesto como la causa del ‘Síndrome de La Habana’. Unas dos decenas de diplomáticos estadounidenses reportaron haber sufrido mareos, ansiedad y confusión mental, que según investigadores de la Universidad de Pensilvania son síntomas similares a los de una conmoción cerebral. “No hace falta que estén chingando los grillos para que estén confundidos mentalmente con los cubanos… No me extrañaría que se tomaran alguna botella de ‘chipetrén’ o ‘azuquín, rones inventados ante las escasez del ‘Periodo Especial’ que siguió a la desaparición de la Unión Soviética…”, nos comentaban varios ‘jodedores’ de la Habana Centro cuando fuimos a visitar a nuestro amigo Néstor Milí, director de la revista de música cubana, ‘Tropicana Internacional’, donde colaboré en los tiempos en los que el escritor Leonardo Padura insertaba artículos sobre los nuevos grupos que revolucionaban la calle San Francisco y otras aledañas que sirvieron de escenario popular a ‘Los Zafiro’ en las décadas centrales del pasado siglo XX. Era y es ‘Territorio Abakuá’. Abakuá o Ñañiguismo, es el nombre por el que se conoce popularmente en el Caimán Verde a una sociedad secreta masculina, la única de su tipo existente en el continente americano. Ñáñigo es el nombre que reciben sus miembros.
Entre finales de 2016 y principios de 2018, personal de la embajada de Estados Unidos en La Habana, Cuba, relató sufrir misteriosos síntomas (pérdida de visión, mareos, deterioro cognitivo…). Muchos dijeron que los problemas aparecieron tras oír un intenso y persistente sonido. Aunque aquel ruido resultó ser cosa de grillos en celo y un informe de expertos cubanos habló de un “trastorno psicogénico colectivo”, la historia, más que rocambolesca, propia de un teatro bufo o de un programa radiofónico de ‘Tres Patines’… no ha terminado. Los bufos cubanos solían ser piezas breves que no excedían los dos actos y que alternaban partes habladas con pasajes musicales de corte ligero y amable. El argumento, burlesco y muchas veces sin pies ni cabeza, ridiculizaba mitos y grandes temas. Se desarrollaron en Cuba durante el siglo XIX y constituyen un capítulo muy personal de la vertiente costumbrista de la cultura cubana. Hay noticia del debut de los ‘Bufos Habaneros’ en el teatro Villanueva, el 31 de mayo de 1868. El éxito popular de la fórmula propició que en poco tiempo surgiesen siete conjuntos más, convirtiéndose en una alternativa a los espectáculos predominantes en aquel momento: la ópera italiana, la zarzuela y el drama español, propios del contexto de aquella sociedad colonial. Alejo Carpentier, ya en 1945, recogió el dato de la politización del teatro bufo cubano en la segunda mitad del siglo XIX, y en especial durante la Guerra de los diez años; las críticas y burlas contra la autoridad colonial española provocaron que los bufos fueran prohibidos en la isla por varios años. Leopoldo Augusto Fernández Salgado (Jagüey Grande, 26 de diciembre de 1904 – Miami, 11 de noviembre de 1985) también conocido por su personaje ficticio José Candelario ‘Tres Patines’, fue un humorista cubano, creador e intérprete del personaje José Candelario, ‘Tres Patines’, del programa radial y televisivo ‘La tremenda corte’, que aún en la actualidad se difunde tanto en la radio como en CD, VHS y DVD.
Ahora, una prestigiosa revista médica estadounidense publica un estudio que muestra diferencias en el cerebro de los afectados por lo que Washington llamó “ataques sónicos”. Pero varios expertos son muy críticos con la investigación. Tras retirar al personal no esencial y a sus familias de la embajada, a finales de 2017, el Gobierno del republicano Donald Trump envió a los supuestos afectados a revisión médica a la Escuela Perelman de Medicina de la Universidad de Pensilvania. La lista de síntomas de este extraño síndrome era larga: pérdida de audición, mareos, acúfenos, dificultad para mantener el equilibrio, problemas de visión y para conciliar el sueño, jaquecas o deterioro cognitivo. Entonces los especialistas mantuvieron que “estas personas parecían tener un trauma prolongada en una variedad de redes cerebrales sin un historial asociado de traumatismo craneoencefálico”, es decir, una conmoción cerebral pero sin golpe en la cabeza.
Ahora, la revista JAMA publica una continuación de aquel trabajo. Pero esta vez se basa en el escaneo del cerebro de 40 personas afectadas, entre diplomáticos y familiares, y su comparación con las neuroimágenes obtenidas de una muestra similar (edad, raza, formación…) pero que nunca estuvieron en La Habana. Los autores usaron tres técnicas de neuroimagen diferentes para medir registrar distintos parámetros cerebrales: determinar el volumen total y regional de materia gris (células nerviosas) y materia blanca (mielina), integridad de los tejidos neuronales del cerebelo o la conexión funcional entre las redes que tienen que ver con la audición, la visión, o el equilibrio. Al comparar ambos grupos de imágenes, los autores del estudio no encontraron diferencias significativas en materia gris. De hecho, los diplomáticos tenían algo más. Pero en cuanto a la materia blanca, el espacio en el que se producen las conexiones entre células nerviosas, el volumen medio entre los que estuvieron en La Habana era de 542,22 centímetros cúbicos (cm3) frente a los 569,61 cm3 del grupo de control. Esta sustancia blanca es el verdadero sostén de la arquitectura cerebral.
Usando una técnica para medir la difusión del agua dentro de las células, los científicos también vieron que era menor en áreas del cerebelo de los diplomáticos. Esta parte del encéfalo, ubicada en la parte posterior e inferior de la cabeza, tiene como función principal dotar de coordinación y equilibrio a los movimientos y cambios de postura, además de otras respuestas no conscientes como la oculomotora, para fijar la mirada u orientar la visión. Por último, también encontraron una menor conectividad dentro y entre las redes cerebrales que reciben, procesan e interpretan los estímulos auditivos y espaciovisuales. “Los resultados del estudio, en especial los del cerebelo, son destacables, ya que varios de los pacientes evaluados mostraron alteraciones en el sentido del equilibrio y el movimiento coordinado de los ojos”, dice en una nota el profesor de medicina física y rehabilitación y coautor del estudio Randel Swanson. Los investigadores destacan que no hay algo similar en la literatura médica, por lo que se podría estar ante un nuevo síndrome.
Varios expertos critican los métodos y conclusiones del estudio y niegan que puedan relacionarse con alguna misteriosa arma
Pero este también es el punto más comprometido del estudio: la vinculación entre las diferencias observadas con los problemas relatados por los que sufrieron los supuestos ataques sónicos. De hecho, en una submuestra de 28 de los estudiados que aún tenían alguno de los síntomas en el momento de la investigación, los investigadores apenas encontraron una correlación entre manifestación clínica y diferencias en las neuroimágenes. “Un menor volumen de sustancia blanca, donde tienen lugar las conexiones entre las neuronas, puede estar causado por una enfermedad neurodegenerativa, envejecimiento o un traumatismo craneoencefálico”, comenta el neurólogo Juan Carlos Portilla, vocal de la Sociedad Española de Neurología. “Pero no encuentran correlación clínica con este volumen disminuido”, añade. Además, como confirma Portilla, el proceso podría ser a la inversa: una menor de la actividad cerebral, por el motivo que fuera, podría conllevar una reducción de mielina en el cerebro.
Portilla, que considera valioso el estudio, destaca la dificultad de determinar la relación de causa efecto entre las diferencias observadas y los síntomas clínicos relatados por los afectados. “La mayoría del cuadro recuerda a los síntomas de las conmociones cerebrales leves, pero los hallazgos de las resonancias no se pueden extrapolar y comparar con otra patología conocida”. Además, cree que el tiempo pasado entre los supuestos ataques y la toma de neuroimágenes o la comparación entre dos grupos que no son realmente iguales dificultan interpretar sus resultados. Así que “sigue el misterio, también el científico”, concluye el neurólo español.
También es muy crítico el profesor de neuropsicología de la Universidad de Edimburgo Sergio Della Sala: “Los datos son retrospectivos [como ya apuntaba Portilla]. Las diferencias podrían ser espúreas debidas a la hetereogeneidad de la población clínica y a la falta de idoneidad del grupo de control. Podrían deberse a variables independientes de la exposición real a los sonidos, como el hecho de que el grupo de pacientes se sometiera a un periodo de rehabilitación, por lo que las diferencias observadas podrían estar provocadas por la diferente exposición a un entrenamiento cerebral entre pacientes y grupo de control”, explica Della Sala. El también editor de la revista especializada Cortex no se explica la publicación de este trabajo: “JAMA es una revista muy respetada, una de las mejores. Su equipo editorial es de primera clase. Que hayan decidido publicar datos que necesitarían un mayor control es más misterioso que la forma en la que unos sonidos no identificados puedan provocar alteraciones cerebrales específicamente a diplomáticos de EE UU”.
En la misma línea va el profesor de imágenes médicas del University College de Londres Derek Hil, que dice en una nota: “Este exhaustivo trabajo es intrigante pero no concluyente: puede proporcionar evidencias de que se produjeron cambios cerebrales tras la exposición a un arma en Cuba. Pero los resultados deben tratarse con cuidado. El trabajo por sí mismo no prueba que haya daño cerebral y mucho menos nos dice lo que realmente le sucedió al personal de Estados Unidos en Cuba”.
“En mayo de 2009, Pánfilo y su ‘Jama’, un borrachín noble y desafiante se convirtió durante algún tiempo en el cubano más famoso del mundo”
‘Cuba sin Pánfilo y sin jama, diez años después’, es el título de un artículo del lector Ernesto Morales, el medio digital de los cubanos, noticias de actualidad e información sobre Cuba. Deportes, Farándula, Opinión, Encuestas… Da la casualidad que la revista que presenta estos días una investigación de médicos que se han dedicado a revisar el cerebro de diplomáticos norteamericanos que alertaron de supuestos ataques sónicos… lleva el nombre cabecera ‘JAMA’. JAMA son las siglas de Journal of the American Medical Association (Revista de la Asociación Médica Estadounidense). Es el nombre oficial de la revista médica JAMA, el medio de divulgación de dicha asociación. Se publica semanalmente, 48 veces al año, siendo la revista médica de más amplia difusión en el mundo. Fue fundada en 1883 por la Asociación Médica Estadounidense, y se ha publicado continuamente desde entonces.
“Hace diez años el mundo se enteró -escribe Ernesto Morales- de que en Cuba lo que hacía falta era jama. Diez años casi exactamente, con diferencia de días más, días menos. En mayo de 2009 un borrachín noble y desafiante se convirtió durante algún tiempo en el cubano más famoso del mundo, con solo hacerle saber a ese mismo mundo que una cosa llamada hambre existía en Cuba. Olvídate de los relatos documentalizados, los simposios de pompa y academia, la sanciones que se acuestan y se levantan: el bullicioso Juan Carlos González, hoy universalmente ‘Pánfilo’, fue el encargado de romper el silencio y la modorra. Cuando el mundo se olvidaba, Pánfilo interrumpió una videograbación sobre reggaetón y dijo lo suyo de una manera tan explosiva que no osaré yo repetirlo aquí, ni como homenaje. Solo repetiré que cuando Pánfilo irrumpió, lo hizo para acallar por un momento al reggaetón. Y eso no pudo ser casual. Fueron 80 segundos perfectos. Condensaron toda la carga de hartazgo, impotencia y desesperación de que era capaz un infeliz de barrio que por culpa de ese puntito de arrojo que le otorgó el alcohol, fue a parar con sus huesos en un calabozo de la Revolución de los humildes y para los humildes. 10 años han pasado.
Hoy, en Cuba se vende pescado a veinte pesos la libra. Uno para tres. Un pescado por cada núcleo de tres personas. Lástima que Jesús, el que multiplicaba este tipo de manjares, fue desterrado de la Cuba revolucionaria hace tantos años. Quizás hubiera podido hacer algo. Desde que Pánfilo pusiera en la conciencia universal la idea de que, mira tú qué cosa, en Cuba se pasaba un hambre de manual, un hambre por la que algún concierto benéfico se debería dar en alguna tarima del mundo, han pasado diez años que se llevaron a Fidel Castro pero no a su obra. Cuando los cubanos despertaron, el hambre todavía estaba allí. Y el problema se ha agravado: ni siquiera tenemos hoy a un Pánfilo de misericordia que nos haga famosa la tragedia. El hambre de los cubanos ya no cosecha titulares fuera de CiberCuba y de un puñado de televisoras de Miami y programas de internet. ¿A quién se le ocurre montar un escándalo global con un titular que hable de que en Cuba se cultiva el mejor tabaco conocido? Al mismo que se le ocurre hacerlo informando de que en este siglo veintiuno todavía en Cuba se pasa hambre. Es decir: a nadie.

“El video de Pánfilo tiene 1.4 millones de reproducciones en Youtube y en Cuba hay mucha menos jama y mucho más reggaetón”
El hambre de las mesas cubanas se ha vuelto una cosa hasta folclórica fuera de Cuba. No se me coman un cable: hablo en serio. Cuando los que deambulamos por medio mundo llamándonos exiliados o emigrados o nostálgicos escuchamos a un potencial turista patiblanco de los que ponen sus cheas sandalias de cuero en la Plaza de Armas, flash aquí, flash allá, decir que le gustaría conocer Cuba ‘antes de que cambie’, se refiere también a esto. Conocer a Cuba antes de que deje de pasar hambre. Coño, que al parque temático se va por lo que le diferencia. El día que en Cuba haya supermercados surtidos y libertad de asociación, ya para qué. ¿Verdad? ¿Pero es esto culpa de acá el individuo en cuestión, ese punto europeo o canadiense, digamos, que se echa repelente para mosquitos y menea sus rijosas caderas al ritmo de una Guantanamera odiosa de tan mercadeada? Ni a jodidas. 10 años después de que jama se volviera un lema y un símbolo, los cubanos se fajaron a dentelladas en debates de barrio para que los homosexuales no pudieran contraer matrimonio bajo la Constitución que se venía. Y del hambre nadie habló.
Mientras un compañero de bigote provincial y combatividad probada se enfrentaba a la idea de legalizar, mal rayo nos parta, la mariconería en la tierra de Martí y Fidel, le sonaban las tripas, su propia hambre le cantaba el manisero, pero él decía incluso frente a las cámaras que se preocupaba por la subsistencia de la especie humana. Que las bodas gays, uniendo en sacro juramento a dos aparatos reproductores que en esa conjunción no reproducen, amenazaban con extinguir al hombre. Nada del hambre. 10 años de consignas y marchas y canciones de Raúl Torres y documentales de Roberto Chile y entrevistas de Amaury Pérez después, los cubanos necesitan tanto la jama como cuando Pánfilo habló en nombre de sus tripas y las de todos a su alrededor. Los cubanos, hoy, todavía necesitan jama pero aprueban constituciones. Cuestiones de prioridad, que le dicen.
Y allá arriba, en las colinas místicas de un poder sin poderoso, ya estar a la cara es síntoma de postmodernidad. Mariela Castro lo mismo rompe muelas de langosta con sus muelas y posa para la foto de Instagram, que mira a otro lado mientras otros rompen las muelas, a trompadas y en pleno día, de ciertos activistas por la diversidad sexual. Su sobrina renta una noche de su mansión en Miramar por el equivalente a dos años de trabajo proletario. El bueno para nada designado para presidir la hambrienta nación se pasea entre escombros de tornado, y entre las secuelas del hambre, con su delicia tecnológica de 1750 capitalistas dólares amarrada a la muñeca. Y en Cuba, esa misma Cuba, sigue haciendo falta la misma jama. Es la misma, créeme, no ha tenido cuidado siquiera de mutar. En 1989 nació el fin del bloque comunista universal y nació el hambre cubana tal y como la conocemos hoy: mi madre parada al borde de la meseta del fogón, la mirada más vacía que los calderos, preguntándose qué coño nos cocinaría hoy. Antes de 1989 el hambre en Cuba no era igual. Tenía menos pedigrí. Treinta años después, el hambre en Cuba es Patrimonio Nacional. Polivit, Multivit, proteína vegetal, picadillo de soya, canteros de moringa, filete de claria, chocolatín, sembrados de jutía, odas al avestruz, pollo por pescado, pescado para tres. Mi hermano, ¡mier-ma-no! ¡Hasta cuándo va a seguir el derroche de creatividad con tal de fumigarnos del plato a los rumiantes con cuernos! ¡Hasta cuándo la inventiva para preservarnos el hambre! ¿Qué coño tiene de malo un bistec? 10 años después del duro estrellato de Pánfilo, su video tiene 1.4 millones de reproducciones en Youtube y en Cuba hay mucha menos jama y mucho más reggaetón. Jaque mate, que alguien se lleve el tablero”.
Los ataques sónicos son “ciencia ficción”, asegura el coronel Ramiro Ramírez, responsable de la seguridad de los diplomáticos en Cuba
Funcionarios de Cuba que investigan las denuncias de Estados Unidos de ataques contra sus diplomáticos en La Habana dijeron que la teoría de un arma acústica es “ciencia ficción” y criticaron a Washington por “calumniar” a la isla y negarse a cooperar plenamente con su investigación. El presidente norteamericano Donald Trump, dijo que cree que La Habana es responsable de las lesiones que sufrieron 24 de sus diplomáticos. Washington expulsó a 15 funcionarios cubanos y redujo su personal en la isla. Aunque el ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez, criticó las expulsiones por considerarlas “injustificadas” y acusó a Estados Unidos de no prestar una cooperación suficiente, tres funcionarios del Ministerio del Interior de Cuba y un médico que lidera la investigación dieron más detalles en una entrevista en La Habana. “Cuba destinó a unos 2 mil expertos, desde criminólogos a audiólogos y matemáticos, para que investigaran los incidentes luego de que se enteró de ellos”, aseguraron los funcionarios. No se han descubierto evidencias que corroboren las acusaciones de los ataques, que Estados Unidos sostiene que han provocado pérdida de la audición, mareos, fatiga y problemas cognitivos a su personal diplomático en la isla caribeña. “Nuestra principal preocupación en este momento son las acusaciones que nos está haciendo el Gobierno de los Estados Unidos y en eso estamos centrados, porque es una calumnia”, dijo el coronel Ramiro Ramírez, responsable de la seguridad de los diplomáticos en Cuba.
Medios de comunicación estadounidenses han citado a funcionarios de Washington planteando la posibilidad de que se hayan usado “armas sónicas” para lesionar a los diplomáticos. No obstante, investigadores cubanos dijeron que el país no posee tales armas y negó incluso que pudiera ser utilizado por una tercera parte sin afectar la salud de terceros ni llamar la atención. “Es algo imposible. Estamos hablando de ciencia ficción”, dijo el teniente coronel José Alazo, un experto de la unidad de investigaciones criminales del Ministerio del Interior. “Es algo que se hace insostenible al argumento, estoy hablando desde el punto de vista técnico”, agregó. Estados Unidos suministró 14 grabaciones del sonido que dice que las víctimas escucharon durante los ataques y grabaron, por ejemplo, en teléfonos celulares. Sin embargo, los investigadores cubanos concluyeron que estas no contenían algo que pudiera dañar la salud humana. Los ruidos incluían sonidos suburbanos habituales, como tráfico, pasos y voces. También se caracterizaron por un pico de desviación de siete kilohercios (kHz) en la banda de frecuencia de tres kHz, similar al sonido que produce un grillo. Un sonido audible necesitaría ser muy fuerte, más de 80 decibelios o similar al motor de un avión, para tener un impacto en la salud, explicaron. Solo las víctimas escucharon el ruido, no sus familias que viven en las mismas casas, ni sus vecinos. “Hemos entrevistado más de 300 personas, incluso se han evaluado más de 30 medicamente, no han sentido ninguna de estas cosas”, sostuvo Alazo. Incluso si el reporte de los diplomáticos estadounidenses sobre sonidos fuertes es engañoso y el origen de los ataques es infra o ultrasónico -y por lo tanto, inaudible para los oídos humanos-, sería difícil explicar cómo pudo pasar desapercibido, dijeron los investigadores cubanos. “Usted tendría que tener una fuente que se vería desde un satélite. Sería enorme”, dijo el doctor Manuel Villar, especialista en otorrinolaringología. Finalmente, solo dos o tres de las supuestas víctimas tenían problemas de audición, según la información proporcionada por Washington, mientras que cualquier tipo de ataque sónico habría causado daños a todos los afectados, añadió Villar.
‘¡Vampiros en La Habana!’, una película dos bandas de Estados Unidos y Europa por apoderarse de una fórmula que les permite resistir el sol
Esta columna la hemos titulado ¡Grillos en la Habana! Después de vivir más de una década en la capital cubana, muy cerca de la Oficina de Intereses de los Estados Unidos, hoy Embajada, merced al histórico acuerdo suscrito entre el anterior presidente demócrata Barack Obama y el ex presidente cubano Raúl Castro. He querido referirme a un entrañable film de dibujos animados, donde hay muchos elementos evocadores de lo que está ocurriendo con el ‘Síndrome de la Embajada de Estados Unidos en La Habana’. Más que cien ficción creo que estamos ante una campaña conspirativa, con elementos ‘trumpista’ de ‘fake news’, justificativos de una marcha atrás de la normalización de las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba y permanencia de un bloqueo económico repudiado por todos los países que integran la ONU, salvo Israel y los propios ‘Estados Desunidos’ de la América de Donald Trump.
‘¡Vampiros en La Habana!’ es el segundo largometraje animado de Juan Padrón (creador de Elpidio Valdés). Fue coproducida en 1985, por el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos, Radio Televisión Española y Durniock Producciones. El 4 de febrero de 2009, ocupó el lugar no. 50 en la primera encuesta mundial sobre los 100 mejores títulos del cine iberoamericano, realizada por Noticine.com -un portal dedicado a la información de cine-, además de ser la única película animada de la lista. La película trata de una conspiración por parte de las dos bandas organizadas de vampiros (‘Capa Nostra’ en Estados Unidos y ‘Grupo Vampiro’ en Europa) por apoderarse de una fórmula que les permite resistir el sol. Debido al éxito de la película, en el año 2003 se realizó su secuela titulada ‘Más vampiros en La Habana’. La introducción cuenta que en 1870 los vampiros formaron dos grupos principales: el primero es lo de los vampiros inmigrantes que se reúnen en Chicago bajo el nombre ‘Capa Nostra’, cuyo presidente es Johnny Terrori; el segundo, en Europa, con sede en Düsseldorf, se reúne bajo el nombre ‘Grupo Vampiro’, y eligen como presidente al legendario conde Drácula. Uno de los hijos de este, el científico Werner Amadeus Von Drácula, trabaja en hacer una fórmula que permita a los vampiros resistir la luz solar, al encontrar lo que pareciera ser la solución, su padre se ofrece a probarla él mismo, pero la fórmula no funciona y Drácula muere.
Ridiculizado, Von Drácula se ve en la obligación de irse y llega a Cuba con su sobrino Joseph Amadeus Von Drácula, donde sigue trabajando en su fórmula. Tras experimentar con su sobrino, Von Drácula consigue, en 1933, una fórmula que funciona, y decide compartirla con el Grupo Vampiro para que éstos la distribuyan gratuitamente. Sin embargo al enterarse de la fórmula, los europeos deciden apoderarse de ella para comercializarla con el nombre de ‘Vampisol’. Johnny Terrori, por su parte, se entera de esto y decide destruir la fórmula para poder seguir manteniendo el monopolio de playas artificiales para vampiros y viaja a Cuba con ese fin. Al mismo tiempo, en Cuba, Joseph o ‘Pepito’, en conjunto con amigos suyos, luchaba contra Gerardo Machado. Werner Amadeus es asesinado por los gansteres de Terrori, Pepito logra escapar llevando consigo la fórmula, y las dos bandas de vampiros lo persiguen, además de la policía que le perseguía por la oposición a Machado. Al final Terrori comprueba que una bala, no una bala de plata, ha dañado a Pepito, y concluye, por lo tanto, que la fórmula hace que los vampiros dejen de ser tales. Dada la situación, Terrori se prepara para irse de vuelta a Chicago, pero Al Tapone aparece frente a él para cobrarle por un asunto de negocios.
Como no puede pagarle, los hombres de Tapone clavan una estaca en Terrori, mientras los europeos, en posesión de la fórmula, le proponen a éste hacer negocios con la misma. Tapone acepta, pero Pepito, que se sabe la fórmula de memoria, aprovecha la transmisión radial que se está efectuando en ese momento para transmitirla a todos los vampiros del mundo, invalidando entonces cualquier intento de negociar con ella. Los europeos, arruinados, se lamentan, mientras Tapone se va. En la última escena Pepito está dando un recital de trompeta mientras su esposa Lola y su hijo vampiro lo miran. La escena termina con un narrador diciendo que ahora todos los vampiros pueden disfrutar del sol gracias a Pepito.
‘El vampiro de la Colonia Roma’, la novela gay en español de Luis Zapata escandalizó a México hace 40 años y se impuso al escarnio público
Hablando de vampiros en el Caribe, el libro ‘El vampiro de la Colonia Roma’ irrumpió hace 40 años con polémica en la escena editorial. La publicación de una novela sobre las andanzas, desventuras y borracheras de un prostituto joven en la escena nocturna de los setenta fue demasiado para la sociedad mexicana de la época. Hubo censura y dilapidación moralina. Gran parte de las librerías y las tiendas departamentales se negaron a venderla. Otros exhibidores optaron por cubrirla con una bolsa de plástico para saciar los morbos de cientos de lectores que se apresuraron a comprarla o siquiera hojearla sin ser descubiertos. La academia y los escritores del establishment la destrozaron, además, por su osada propuesta narrativa, alejada de los cánones contemporáneos. “Fue una bomba: ofendió a las ‘buenas mentes’, ilustró una Ciudad de México desconocida y, sobre todo, demostró que era buena literatura, por eso fue un parteaguas, un bestseller y un clásico”, afirma Michael Schuessler, prologuista de la edición de aniversario.
La obra de Luis Zapata se publicó en 1979, 10 años después de los disturbios de Stonewall en Nueva York -el acto germinal de la lucha por los derechos de la población LGTB en Occidente- y un año después de la primera manifestación gay en México. “Aparece en un momento en el que ser homosexual era desdeñable, por decir lo menos”, señala Schuessler. Las letras mexicanas estaban dominadas por el estilo posrevolucionario, en las décadas que siguieron a la Revolución mexicana que concluyó en 1920, que forjaron autores del peso de Juan Rulfo, José Revueltas, Octavio Paz y Carlos Fuentes. En los márgenes, otros escritores, catalogados peyorativamente en la llamada Literatura de la onda, querían dar voz a los movimientos de los sesentas y retratar con un estilo directo y realista las ansías de cambio y los gritos de libertad que se fraguaban en las grandes ciudades del país y del mundo.
Zapata, entonces un joven escritor de 28 años, mezcló la herencia de la novela picaresca con los temas y el estilo de la contracultura para narrar la vida de Adonis García, un huérfano de un republicano español exiliado y una madre provinciana a la que prácticamente no conoció. ¿El vampiro de la Colonia Roma’ no fue el primer libro de temática homosexual de México, pero sí la primera novela gay sin apologías. “No era la típica historia melodramática y suicida de dos amantes que pagan el precio de ser homosexuales, es un retrato frontal y real de un chichifo (prostituto) de los setenta”, apunta Schuessler. El pícaro de Zapata, inspirado en Osiris Pérez, un icono de la escena homosexual del México de los setenta, consumía drogas, bebía sin parar, contraía gonorrea, espiaba a hombres en los baños públicos, cachondeaba con policías para salirse con la suya.
La novela se estructura en siete capítulos, supuestas cintas de conversaciones con Adonis-Osiris. No tiene un arco narrativo definido, no utiliza prácticamente signos de puntuación ni mayúsculas. Es un monólogo entrañable y real. Cada relato de desmadre, adicciones y fragilidad emocional se enmarca en un epígrafe con referencias a clásicos como el español ‘El lazarillo de Tormes’ o ‘El periquillo sarniento’, de México. El libro está plagado de pinceladas cinematográficas y musicales, como pequeños homenajes a Rocío Dúrcal y Angélica María. Y dibuja una geografía de la clandestinidad a la que estaban confinadas las minorías sexuales de la época: tugurios, cines, saunas y bares de tiendas departamentales que son el mundo de jotos orgullosos, mayates pendencieros y cuinas que se niegan a salir del armario.
“Ese es el carácter de la novela que el lector se dispone a disfrutar: una superficie textual resbaladiza, quizá un poquito demasiado llamativa, obscena por momentos, chistosa, pero sobre todo sabia, cachonda, flexible, desbordante de una sensibilidad intensa, alegre, y extrañamente acogedora”, escribe el poeta y ensayista Julián Herbert en el epílogo. Su estilo explosivo y su genealogía literaria le valieron el premio Grijalbo de 1978. Zapata, un escritor tímido y reacio a las entrevistas, ha sostenido que nunca buscó el escándalo ni el éxito de ventas y que no le incomoda que se le identifique con El vampiro, pese a contar con un acerbo prolífico que incluye colaboraciones en revistas, películas y obras de teatro. A 40 años de su publicación, este clásico queer es un reflejo de una realidad desafiante, entrañable y que aún pone a temblar a los sectores más conservadores de la sociedad.
Leonardo Padura, el maestro cubano de la novela negra, reflexiona sobre los cambios y la vejez de Mario Conde, su emblemático personaje
El maestro cubano de la novela negra, Leonardo Padura, publicó hace un año ‘La transparencia del tiempo’, el libro más reciente de la saga de Mario Conde, su emblemático personaje, en plena crisis de ¡Grillos en La Habana! El policía retirado que de vez en cuando acepta algún trabajo como investigador privado incluso ha llegado a Netflix… En ‘La transparencia del tiempo’, Mario Conde se asoma ya a los 60 años y lo asalta el desencanto. ¿Cómo siente que envejeció su personaje? “Con Mario Conde yo he hecho un experimento de ver cómo transcurre el tiempo en dos sentidos: en el sentido físico, intelectual, humano, de una persona, y en el tiempo histórico que va viviendo el personaje. En ese tiempo físico el Mario Conde de las primeras novelas era un hombre de 35 años, un policía, en el año 1989. Tenía sus características de ser un hombre que miraba con cierta frecuencia hacia el pasado, con nostalgia, y en el transcurso de las novelas esas características suyas se han potenciado. Y el personaje a la vez ha ido envejeciendo físicamente al llegar a los 60 años y tiene una visión evidentemente más pesimista de la vida porque ha visto que su propia realización personal nunca se ha producido”.
La sociedad cubana se ha transformado en estos años… “Y mucho. Uno de esos síntomas se ve muy claramente en La transparencia del tiempo, y es hasta qué punto el tejido social se ha dilatado. Era muy homogéneo en los años 70 y 80, y se ha dilatado para que vayan apareciendo ciertos destellos de una riqueza que se hacen mucho más evidentes cuando uno mira zonas de pobreza que han ido creciendo, y que han ido marginando a una parte de la población”.
Las diferencias sociales no parecen tan erradicadas en Cuba como se llegó a mostrar en algún momento… “Una crisis económica que fue muy devastadora en los años 90 definitivamente no se ha recuperado hasta hoy, con un país que crece un 1 % por año. La economía no acaba de superar las carencias que tiene, eso por supuesto produce una acumulación de deudas, de necesidades, que se refleja en una parte importante de la ciudadanía cubana. A la mayoría de los trabajadores en Cuba los salarios no les alcanzan para vivir. No es que lo diga yo, lo dijo hace ya diez años el propio Raúl Castro. Es una situación que no se ha resuelto.
‘La transparencia del tiempo’ comienza cuando Bobby Roque, un amigo de infancia, le pide a Conde encontrar una virgen negra robada, de origen africano. Roque es gay. ¿El homosexualismo ya no es estigmatizado en Cuba? ¿Es una situación superada? “Creo que sí, totalmente superada. Históricamente la homosexualidad en Cuba tuvo una mirada muy prejuiciada por parte de una moral católica y de un entendimiento del mundo judeocristiano, a lo que se sumó prejuicios de una moral que de alguna manera pudieron preservar muchos de los esclavos africanos que llegaron a Cuba. Después del triunfo de la revolución esto tiene momentos mucho más álgidos en los años 60 y 70, cuando se le da también un carácter de debilidad ideológica a la homosexualidad. De todas maneras, este fenómeno de marginación del homosexual en esos tiempos no es para nada exclusivo de Cuba. A partir de los 80 empieza a cambiar, y creo que hoy definitivamente ha sido superada. Hasta el punto de que se discutió si en la constitución que va a referendo en unos días se consideraba el matrimonio igualitario como una de las modificaciones. Hubo una ligera modificación, no fue tan profunda como se esperaba, pero de hecho se reconoce el matrimonio igualitario entre personas del mismo sexo”.
“Pero ocurrió lo que lamentablemente no estaba previsto que ocurriera, que Donald Trump llegara a la presidencia…”
La novela está ambientada en un momento muy concreto, 2014, cuando ocurre el deshielo entre Washington y La Habana. La nueva era que se anunciaba entonces nunca llegó con Donald Trump… “La novela cierra su recorrido por el presente justamente el día 17 de diciembre de 2014, cuando Raúl Castro y el presidente Obama anuncian que Cuba y Estados Unidos van a comenzar conversaciones para un restablecimiento de relaciones diplomáticas. Eso fue primeramente una conmoción, y no solo en Cuba. Vimos casi con asombro, y con grandes esperanzas, como se izaba una bandera americana en la embajada que tienen en el malecón de La Habana, la visita posterior de Obama en el año 2016 y toda una serie de gestos que indicaban la posibilidad de una convivencia mucho más civilizada. Pero ocurrió lo que lamentablemente no estaba previsto que ocurriera, que Donald Trump llegara a la presidencia. Eso ha sido una conmoción no solo para las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, ha sido un fenómeno que ha puesto en tensión al mundo entero, pero sobre todo a la propia sociedad norteamericana. Lo estamos viendo en estos días con un Gobierno norteamericano que lleva dos meses prácticamente cerrado por las diferencias entre el presidente y el congreso”..
¿Qué hace falta para poder recuperar ese momento esperanzador? “Voluntad política. Y en este caso, voluntad política por parte del Gobierno de Estados Unidos”.
¿En qué ha cambiado la isla bajo Miguel Díaz-Canel? “Ha cambiado muy poco. Va a cumplir un año en el poder, está tratando de sistematizar un poco una organización de las estructuras de Gobierno, llevó a referendo una constitución que avanza en algunos elementos respecto a la constitución anterior, en otros nos deja con expectativa de que pudo haber sido más progresiva. Y sobre todo creo que una de sus banderas ha sido intentar una lucha contra una corrupción que a veces es de bajo nivel, pero muy extendida”.
“Lo que está muy claro para mí es que Cuba es mi país, mi lugar de residencia. Mi función es escribir, y en Cuba escribo”
Ya hablamos del personaje. ¿Cómo le sienta la vejez al escritor? “A los 60 años un novelista está todavía en plenitud de condiciones. Si no tiene grandes problemas físicos, es un momento en que ha acumulado una experiencia y un oficio que lo ayudan mucho a la hora de realizar su trabajo. De todas maneras, la experiencia y el oficio son una ayuda, pero no son una solución. Cada vez que me enfrento a la escritura tengo que aprender a escribir esa novela que estoy escribiendo. Ahora mismo estoy escribiendo una novela que ocurre en distintos escenarios, con muchos personajes, porque tiene que ver con la diáspora cubana de mi generación y me obliga a una estructura completamente distinta de las novelas anteriores. Con los años uno puede sufrir una afectación de ese aparato tan importante en los escritores que Ernest Hemingway calificó como ‘el detector innato de mierda’. Hay escritores que les empieza a fallar con los años, y uno debe tener mucha consciencia”.
¿Sus libros reciben menor promoción en Cuba que en otros países de América Latina? “Desde hace 23 años tengo una editorial en España que es realmente un lujo (Tusquets), que cuida mucho la promoción de sus autores. Eso me ha permitido tener no solamente ediciones en lengua española, que se distribuyen en España y en toda América Latina, sino también acceder a otros mercados. En estos momentos publico en 25 idiomas. He tenido la posibilidad de escribir para el cine, he tenido recompensas de diferente tipo en diferentes partes del mundo, incluido un premio tan importante como el Princesa de Asturias. En Cuba he ganado todos los premios, pero las ediciones de mis libros siempre han sido limitadas. Por cuestiones de carácter económico o por cuestiones de carácter promocional. Que a veces se pueden confundir, a veces se pueden mezclar o a veces se pueden enmascarar una con la otra. Lo que está muy claro para mí es que Cuba es mi país, mi lugar de residencia. Mi función es escribir, y en Cuba escribo.
Las tres manzanas de Eva, Newton y Apple claves en nuestras vidas, en Cuba hubo una cuarta, la que llegaba desde Washington
“Nuestra cultura viene determinada por cuatro manzanas”, como recalca el escritor español Manuel Vicent, en una columna titulada ‘La frutería’. La primera fue la que pendía del árbol de la ciencia en el paraíso terrenal y marcó el momento de la evolución en que simbólicamente al morderla el cerebro humano se invistió de uso de razón y de libre albedrío. La serpiente ofreció ese fruto prohibido a Eva como un desafío a los dioses, que aún persiste y se transmite con los genes en forma de pecado original. La segunda manzana fue la que, según la tradición, la cayó a Newton en la cabeza y le impulsó a desarrollar la ley de la gravedad, llave de la física moderna que ha permitido conocer las fuerzas que rigen el universo. Gracias a ella las sondas espaciales están abriendo el camino para poder un día abandonar la Tierra y repoblar otros planetas. La tercera manzana preside hoy la empresa más exitosa de nuestro siglo. Apple muestra con orgullo su logo universalmente conocido, una manzana con un pequeño mordisco cuyo significado alude al nuevo conocimiento informático que abre en el cerebro humano un campo ilimitado de liberación y dominio. La promesa de la serpiente del paraíso, seréis como dioses, está a punto de cumplirse. La manipulación genética y la llegada de la inteligencia artificial nos auguran una próxima inmortalidad, que podría ser un castigo muy superior al del infierno. Pero antes de que los engendros de laboratorio y los robots se apoderen de la Tierra, está a nuestro alcance, como salvación, la cuarta manzana. No es la de Eva, ni la de Newton ni la de Steve Jobs sino la que se halla en cualquier frutería del barrio, una manzana del tiempo madura y perfumada. Esa manzana natural puede llevarnos a la conquista de la verdadera sabiduría, que es la inteligencia de los sentidos. Bastará con aspirar profundamente su aroma para ver abiertas de nuevo las puertas del paraíso de la niñez donde te sentías feliz e inmortal. En La Habana, a finales del pasado siglo, era un día de júbilo la llegada de rojas manzanas, en cajas blancas de cartón a los lugares de venta en divisas (CUC, pesos convertibles, o USD). Costaban 0.35 USD. Desaparecían del mercado en apenas unas horas. No sabíamos cuando volverían a ponerse a la venta. Lo que más me llamaba la atención es que procedían de la capital del país que bloqueaba a Cuba, Washington.
Manzanas de Washington. Por generaciones, las familias de los Estados Unidos y de todo el mundo pudieron señalar al estado de Washington como la fuente de manzanas de excelente calidad del mundo. No es de extrañar por qué. Washington cultiva más manzanas que cualquier otro estado de Norteamérica. Con su suelo rico en nutrientes, su clima árido, abundante agua y prácticas de cultivo de avanzada, los exuberantes huertos de manzanas de Washington han sido atendidos con amor por muchas generaciones de granjas familiares. De esta manera se producen las frutas de alta calidad que continúan con su legado de ser valoradas por todo el mundo. La cosecha de las manzanas de Washington comienza todos los años en agosto y continúa hasta principios de noviembre. La cosecha anual de Washington rinde más de 100 millones de cajas de manzanas, cada una con un peso de 40 libras (18,14 kilogramos). Todas y cada una de las manzanas de Washington se cosechan a mano. De esta forma se mantiene la calidad y se protege a las manzanas de las magulladuras. No hay máquinas para cosechar manzanas.
A pesar de que existen alrededor de 2500 tipos de manzanas conocidos que se cultivan en los Estados Unidos y más de 7500 tipos que se cultivan en todo el mundo, hay ocho variedades de manzanas principales que se cultivan en el estado de Washington, cada una con su propio encanto. Con sabores que varían de ligeramente dulce a superdulce y texturas que varían de suave y crujiente a firme y crujiente, hay una manzana de Washington para todos los gustos y para preparar cualquier receta. Cada año, se cosechan entre 10 y 12 mil millones de manzanas en el estado de Washington. Cada una de las manzanas de Washington se cosecha a mano. No hay máquinas para cosechar manzanas. Si se forma una hilera con todas las manzanas cosechadas en el estado de Washington en un año, le daría la vuelta a la Tierra 29 veces.El año pasado, el consumidor estadounidense promedio consumió 19 libras (8,6 kg) de manzanas frescas. Las manzanas son originarias de Kazajstán y fueron llevadas al este por comerciantes en la Ruta de la Seda. La única manzana nativa de Norteamérica es la manzana silvestre (crabapple). Las semillas de la manzana son como las personas, nunca se obtendrá el mismo tipo de manzana a partir de una semilla sembrada.
Este verano los pájaros caerán ya fritos del tejado y no será por el calor sino por tanto odio político consolidado contra AMLO y Pedro Sánchez
Van bien peinados, visten ropa de marca, besan todavía las manos a las señoras, han aprendido de niños a manejar el cubierto del pescado, puede que usen un perfume caro, pero sus ideas políticas huelen a choto machista, a sudor taurino, a franquismo revenido en la España necesitada de un gobierno con el socialista Pedro Sánchez, con una mayoría clara como la que consiguió en nuestro México, el morenista Andrés Manuel López Obrador. No se reconocen de extrema derecha y menos como ultras o fachas, aunque más a la derecha de Vox ya solo está el tabique o el precipicio. En cualquier espacio de la política en que este partido aporte una mínima presencia todo va a saber a Vox, porque es como el ajo, un condimento tan dominante que basta con un solo diente para que su sabor se apodere de todo el guiso.
Ha llegado a las instituciones como un recuelo franquista encaramado a hombros del Partido Popular gracias a Ciudadanos, un partido que vino con un talante liberal a airear los viejos odres de la derecha anquilosada y ha acabado siendo un exacerbado mamporrero de esta obscena coyunda. Por otro lado está Podemos, una grey política que trata de entrar en el Gobierno sin haberse quitado de encima la sensación de estar todavía bebiendo cerveza a morro en los bares de Lavapiés. Su jefe de filas es una criatura mediática fabricada por las cámaras, gracias a su locuacidad imbatible. Aunque un día Pablo Iglesias se presentara con su cogote esculpido a navaja, prueba de su integración en el sistema, es difícil imaginarlo callado ante un micrófono a la salida del Consejo de Ministros sin intentar segarle la hierba bajo los pies al Partido Socialista, dado su carácter.
Batido de uno y otro flanco, Pedro Sánchez permanece agarrado al azar de sí mismo. La derecha le empuja a abrazarse a los independentistas para poder achicharrarlo y es como si los curas te obligaran a pecar para poder mandarte al infierno. Este verano los pájaros caerán ya fritos del tejado y no será por el calor sino por tanto odio político consolidado en el México de un pasado reciente corrupto y necrológico de los Vicent Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto en proceso de catarsis gracias al ‘chamán’ AMLO, y una España que votó por el cambio, pero una vez más los políticos se olvidan de lo que les instaron los ciudadanos en las urnas.
La convulsión actual de la política española está poniendo de moda la angustiada figura de Miguel de Unamuno
El escritor y rector de la Universidad de Salamanca, en plena Guerra Civil Española, Miguel de Unamuno, vuelve a estar de actualidad. Primero el actor José Luís Gómez llevó sus agonías a escena. Ahora Alejandro Amenábar ha realizado una película, que se estrenará en septiembre, sobre su tragedia personal, pero es la convulsión actual de la política española la que está poniendo de moda su angustiada figura, aunque la moda hoy solo sea esa pegatina con que se adorna la puerta del frigorífico. Unamuno fue un intelectual que desangró su inteligencia entre las paradojas y contradicciones a las que le llevaban su carácter agónico y atrabiliario. Su indiscutible talento fue zarandeado por el oleaje de unas pasiones políticas, que se debían más a enconos, afrentas y envidias personales que a arraigados principios ideológicos. Cobrar un duro más que Ortega por cada artículo era su obsesión y de Azaña decía: “Cuidado con él, porque es un escritor sin lectores y por resentimiento es capaz de hacer la revolución con tal de que lo lean”.
José Luís Galbe, fiscal general de la República durante la Guerra Civil, exiliado en Cuba, cuenta en sus memorias, que siendo fiscal en Ávila, un día el Gobernador Civil de la provincia, Manuel Ciges Aparicio, le invitó a ir a Salamanca a visitar a Miguel de Unamuno. Quedaron a con él en el café Novelty de la Plaza Mayor. Con Giges iban varios gobernadores civiles y funcionarios, “todos intelectuales y escépticos, como buenos republicanos”. “Don Miguel hablaba ex cátedra, más bien pontificando. En este caso la víctima era Azaña, a quien, entre otras cosas, acusaba hasta de ser homosexual. Yo era el más joven de todos y el de menor importancia, mejor dicho, no tenía ninguna. Pero marqué ostensiblemente mi disgusto cogiendo mi café y mudándolo a la mesita de al lado. Era un derecho constitucional. Pero don Miguel, que me dio la impresión de ser muy soberbio, agarró mi taza y la restituyó a la mesa, interpelándome muy sarcástico. ‘¿Qué pasa, joven? ¿No está usted de acuerdo con lo que digo?’. Eran ya ganas de buscarle tres pies al gato y le repliqué muy concreta y judicialmente: ‘Mire usted si no estoy de acuerdo, que si en vez de decir esto aquí, que estoy fuera de mi jurisdicción, donde no pinto nada, lo hubiera dicho usted en Ávila, lo hubiera metido preso’. No dijo una palabra. Se calló y hubo un enojoso silencio general. Por cierto, a todos aquellos gobernadores civiles los fusiló Franco”.
De un bando a otro. Primero contra Primo de Rivera y la Monarquía, después a favor de la República, luego contra el Frente Popular, después a favor de Franco, luego contra los militares alzados en armas. Exaltado por unos, denostado por otros, desposeído y repuesto en sus cargos, no cesó de dar bandazos sin encontrarse a sí mismo. Después de su famoso enfrentamiento con el espadón Millán Astray en el paraninfo de la Universidad de Salamanca, el 12 de octubre, Día de la Raza, Unamuno fue expulsado de su cargo de rector y quedó secuestrado en su propio domicilio. En la puerta había un falangista de guardia que no dejaba entrar a nadie. Cuenta el periodista Luis Calvo que un día consiguió romper esa barrera y se encontró con Unamuno dando puñetazos en la mesa, fuera de sí. Soltaba imprecaciones contra los falangistas que lo tenían amordazado y no paraba de gritar que una noche se iba a ir a pie por una carretera de segundo orden que él conocía muy bien hasta Portugal y desde allí embarcaría a América para decirle a todo el mundo que los nacionales estaban fusilando en Salamanca a muchos de sus colegas y que cometían más animaladas que los rojos. Había que imaginar a este rebelde ibérico con la cabeza perdida cabalgando su propia locura por campos polvorientos de la patria hacia ninguna parte.
Una babucha de Miguel estaba ardiendo con el fuego del brasero. En ese tiempo de 1936, también ardía España entera
Otro falangista amigo suyo, Bartolomé Aragón Gómez, solía acudir a su casa para darle conversación alrededor de la mesa camilla, disimulando así su arresto domiciliario. Una tarde, mientras la criada Aurelia estaba planchando, Unamuno vaciaba su cólera contra los desmanes de Mola, de Millán Astray y de Martínez Anido, aunque no contra Franco, al que había visitado inútilmente para salvar de la muerte a algunos de sus conocidos. Al final de su larga invectiva guardó silencio e inclinó la cabeza. El amigo pensó que se había dormido, pero en ese momento la habitación comenzó a oler a chamusquina. Una babucha de don Miguel estaba ardiendo con el fuego del brasero de cisco. Había muerto. Era el 31 de diciembre de 1936. En ese tiempo, como la zapatilla de Unamuno, también ardía España entera.
Había pasado la vida luchando contra esto y aquello, pero en el fondo no había peleado más que contra sí mismo, sin otra obsesión -nada menos- que la de ser inmortal frente a la divinidad. Ese fue su destino. Total, para nada. Pero Unamuno ha vuelto a la actualidad porque el olor a chamusquina se ha apoderado del aire. El odio, los enconos y las banderías irredentas arden ahora como la babucha de Unamuno en el brasero de cisco de la política española y mexicana. Y la entrañable Cuba sigue sufriendo, al igual que México y sus aranceles, y España y sus inversiones turísticas en la isla, y el resto del mundo, por los ‘fake news’, teorías conspiranoicas, guiones de ‘ciencia ficción’… de un presidente como Trump, la cara nada amable de los Estados Unidos de América. ¡Grillos en La Habana!, cuando ‘templan’, provocan ataques sónicos que neutralizan a los diplomáticos de Donald Trump, ¿arma cubana?
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