Gumaro de Dios, nuestro ‘Hannibal Lecter’ de QuintanaRoo

EL BESTIARIO

SANTIAGO J. SANTAMARÍA GURTUBAY

Amenazó con “comerse al cocinero” de la Cárcel de Solidaridad porque los alimentos que preparaba “no tenían sabor”

Conocido como ‘El Caníbal de Playa del Carmen’ o ‘El Caníbal del Caribe Mexicano’, falleció hace más de un lustro, el otro 11 de septiembre del 2012, tras varios meses de complicaciones en su estado de salud, afectado por el SIDA. Gumaro de Dios fue autor de un sonado crimen en la Península de Yucatán, en 2004, cuando asesinó y comió parte del cuerpo y vísceras de su compañero, quien era albañil. Durante su declaración, confesó que el pulmón le supo a carne de borrego, pero “lo mejor” fue la pierna. El perfil psicológico de Gumaro de Dios Arias era el de un sociópata, además de sufrir esquizofrenia y paranoia. También consumía droga. De acuerdo con su propio el relato, por el cual fue a prisión por el delito de homicidio calificado y falta de respeto a los muertos y las normas de inhumación, el oriundo de Tabasco mató a su pareja sentimental, a quien apodaban ‘Compinche, luego de pegarle varias veces con un cable en la cabeza. Luego lo ató de los pies con una soga y lo colgó en la palapa, como si fuera una res y ahí comenzó a cortar partes de su cuerpo para posteriormente preparar un caldo con la carne de su víctima. En su declaración ante el Ministerio Público, dijo que en una parrilla asó el corazón, algunas costillas y un riñón. También se hizo un caldo con las vísceras y cortó en filetes el muslo izquierdo que cocinó con una salsa de chiles verdes, cebolla y tomate que “sabían a barbacoa”. Todo este trabajo le ocupó un fin de semana y satisfecho después de engullirlo, se quedó dormido hasta que fue encontrado al lado de los restos del cadáver por vecinos de la zona, quienes dieron aviso a elementos de las policías municipal y judicial para que lo detuvieran y pusieran a disposición de la procuraduría estatal. Al ser presentado ante la justicia, Gumaro Arias aceptó los cargos de homicidio premeditado y no mostró arrepentimiento alguno por su conducta, “no me arrepiento de nada, ya lo hice”, mientras los reos del penal de Playa del Carmen se negaban a compartir celda con él. Ya en su estancia en la cárcel municipal de Playa del Carmen, Gumaro de Dios comenzó a causar terror entre la población, pues a mediados de 2006 su incontrolable esquizofrenia lo llevó al extremo de cercenarse parte de su oreja izquierda para comérsela porque “extrañaba el sabor de la carne humana” y en diciembre pasado puso en alerta a las autoridades penitenciarias cuando amenazó con “comerse al cocinero” porque los alimentos que preparaba “no tenían sabor”. A partir de entonces fue aislado y vigilado permanentemente, hasta que el juez penal Abraham Loeza Ortiz, a cargo del expediente 362/4, consideró que no era un delincuente, sino un enfermó que sufría de “esquizofrenia paranoide y trastorno mental”, por lo que debía ser trasladado a un centro especializado antes de someterlo a juicio. En 2007 y debido a su “peligrosidad” y al miedo que cundía a los demás reos, fue trasladado de la cárcel de Solidaridad a un Centro Federal de Readaptación Psicológico ubicado en Cuautla, Morelos. Meses después, en 2008 y ya en una fase terminal de Sida, fue enviado al Cereso de Chetumal…

Las cosas se remontan a finales de los años 70 y 80 cuando (por primera vez en la sociedad mexicana) niños, adolescentes e incluso adultos jóvenes comenzaron a usar el comportamiento ‘fresa’ estereotípicamente como una forma de dar una falsa impresión (engañosa) de su realidad social, económica (y educativa). Desde entonces, esa tendencia predominó como corriente entre los mexicanos hasta que nuevas subculturas recientes (y más bien contrarias) se han levantado y reemplazado, como ‘Emos’, ‘Goths’, ‘Darks’, ‘Punketos’, ‘Tech-savvy teens’, ‘Metrosexuals’,’Barrio’, ‘Chuntaros’, ‘Bronies’, ‘Rancholos’, ‘Cosplayers’… ( aunque hay muchos todavía pegados en el estilo ‘fresa’). En esos días, era un privilegio ser confundido como un ‘fresa’. Los copycats se extendieron rápidamente por todo el país, y los knock-offs reemplazaron la calidad de las marcas originales por las baratas que engañaban haciéndose pasar como originales. Las marcas de elección de las ‘fresas’ fueron Dolce & Gabbana, Zara, Polo Ralph Lauren, Furor, Abercrombie & Fitch, Reebok, Lacoste, Tommy Hilfiger, Banana Republic, Hugo Boss, Guess, Levi’s, Puma, Armani, Calvin Klein, American Eagle, entre otros. Las bandas y artistas de elección, cuya influencia creó y ayudó a expandir el fenómeno fueron ‘Timbiriche’, ‘Menudo’, ‘Flans’, ‘Maná’, ‘Luis Miguel’, ‘Sasha’, ‘Los Chicos de Puerto Rico’, ‘Pandora’, ‘Mecano’, ‘RBD’, ‘Kudai’…

Gumaro nació el 7 de abril de 1978, en Tabasco. A los siete años uno de sus tíos lo violó. Ingresó al Ejército a los 18 años. Según los estudios médicos padecía trastornos mentales desde los 15 años aproximadamente y con el uso de sustancias tóxicas la enfermedad evolucionó rápidamente. Meses después, en 2008 y ya en una fase terminal de Sida, fue enviado al Cereso de Chetumal. En el Diario de Quintana Roo, Julián Márquez Ulín, daba cuenta de los últimos días de la vida de Gumaro de Dios y recalcaba que en estos momentos, tras su óbito, “no se descarta que debido al ‘olvido’, su cadáver sea enviado a la fosa común, empero podría también darse el extraño caso de que sus familiares, oriundos de Tabasco, quieran darle cristiana sepultura a su pariente, e implorar por él ante ‘El Dios’ al que en sus alucines, Gumaro de Dios, alias ‘El Caníbal’, siempre se encomendaba…”.  La verdad que esta crónica bien pudiera ser del guionista de la película que tanto miedo en el cuerpo nos metió en la década de los noventa, “The Silence of the Lambs” (traducida como “El Silencio de los Corderos” en España y como “El Silencio de los Inocentes” en Latinoamérica). La novela de misterio y terror, original de Thomas Harris, es considerada la obra más famosa de la serie ‘Hannibal Lecter’. Llevada al cine en 1991 logró ganar las categorías más prestigiosas en los Premios Óscar.

La alumna de la escuela del FBI en Baltimore, Clarice Starling, es convocada por el jefe de la organización Jack Crawford para investigar el caso de un asesino en serie de mujeres apodado como Buffalo Bill. Es entonces cuando Crawford ordena a Starling entrevistar a un psicópata del Manicomio de Baltimore para obtener información sobre el paradero de Buffalo Bill. El interno es el Dr. Hannibal Lecter, un psiquiatra forense acusado de canibalismo. Starling trata de plantear el mandato de Crawford entrevistando a Lecter sin olvidar que es un inteligente criminal agresivo. Hannibal aprovecha la situación para tratar de revivir los traumas del pasado de Starling. Además, ella se da cuenta que Hannibal no brinda información verídica a menos que ella lo complazca con asuntos personales de su complicada vida que de algún modo, sacien su morbosidad (quid pro quo). Hannibal comienza a dominar la mente confundida de Clarice. Tras el secuestro de Catherine Martin, la hija de la senadora Ruth Martin, el Dr. Frederick Chilton, responsable del Hospital de Baltimore traslada al Dr. Lecter a Tennessee para tener una conversación con la senadora. Mientras, Clarice comienza a seguir de cerca los crímenes de Buffalo Bill. Por otro lado, el Dr. Lecter aprovechará la menor seguridad que en cuenta durante su traslado para escapar…

Gumaro de Dios vió, con toda seguridad, actuar a Anthony Hopkins como el macabro Dr. Hannibal Lecter y a Jodie Foster en el rol principal de Clarice Starling. Él se sintió Anthony Hopkins y al final confundió a su ‘Compinche’ con la sosa de Jodie Foster y ni corto ni perezoso quiso protagonizar, pero esta vez en la vida real, una quinta ‘película’ de la saga de Lecter, tras “Manhunter”, “El silencio de los corderos”, “Hannibal” y “El Dragón Rojo”. El título, “Compinche”. Una sexta entrega tenía in mente. Los servicios de inteligencia de Quintana Roo evitaron su materialización. “The Silence of the chef’ era el título elegido… Es entendible que nadie quisiera estar con Gumaro de Dios. El ‘chef’ de la cárcel de Playa del Carmen se libró por los pelos. Vamos a ser sinceros, el amenazado cocinero era un ‘sancochero’, una amenaza pública, así de claro. Cuando el tabasqueño de Dios le preguntó por la cochinita pibil, le respondió  que no él no le ‘daba’ a la cocina nepalí. Esta respuesta acabó con la ‘paciencia’ de Gumaro que se volvió obsesivo compulsivo con el jefe de cocina. Este pudo haber hecho las veces de un cerdo ibérico de las dehesas de Huelva. De Dios era, quizás, demasiado impulsivo, se pasó con su pareja ‘Compinche’. Lo tenía colgado como si fuera una pierna de jamón ibérico, pata negra. Una cosa es exigir que el ‘envenenador’ se dedique a hacer poesía en lugar de cocinar, pero de recibo no es, tan siquiera el pensar por un instante, comerse al mismísimo cocinero  Quisiera hacer una reflexión más, pero antes vayamos con la crónica ‘made in Ramón María del Valle-Inclán’ de Julián Márquez Ulín. La he leído y la verdad es que consigue de inmediato que el miedo domine nuestro cuerpo y mente… Shock mixto irreversible, luchaba por su vida, trabajan en la ubicación de los familiares, ‘cuarto frío’ del nosocomio, deceso del ‘tristemente célebre’, el fallecimiento no era constitutivo de delito y la necropsia no se le practicó, en un tiempo considerado sea enviado a la fosa común, se le permitió que alguien con mucho valor sin duda le enseñara la labor de construir hamacas…Perturbadoras frases que me hacen recordar al último periódico romántico que se hizo en España, “El Caso”. Con la muerte de Francisco Franco, en 1975, se inició afortunadamente para la salud mental de la población hispana  su ‘shock mixto irreversible’. La familia de Gumaro reclamó su cuerpo para trasladarlo y enterrarlo en el panteón familiar de Tabasco.

Según los relatos de los conquistadores, entre los pueblos nativos aliados y adversarios de Hernán Cortés la práctica del canibalismo era habitual en actos religiosos y tras las escaramuzas; para lo cual, incluso se solía llevar sal a las batallas para salar a los enemigos muertos, de forma que les durase más tiempo su carne y pudieran volver con ella a sus poblados y repartirla entre sus familiares. El canibalismo como forma habitual de sostén alimenticio no ha sido probado y los casos de los que se suele hablar se basan en fuentes que podríamos calificar de parciales (conquistadores, enemigos, exploradores, etcétera). En la psicología, el canibalismo se describe como el resultado de impulsos agresivos-orales no controlados, un acto antisocial originado por el deseo de dominación. Es atribuido a muchas tribus y etnias: los nativos amazónicos, los aztecas, los pigmeos y otros nativos de la cuenca del río Congo, las tribus Korowai y Fore de Nueva Guinea. En la mitología griega, al dios Cronos se le profetizó que uno de sus hijos le destronaría, por lo que cada vez que nacían sus hijos, los devoraba; pero su esposa Rea, harta de esa costumbre, cuando iban a nacer su quinto y sexto hijos, Rea parió en secreto y una vez nacido Zeus, le dio una piedra en lugar de su hijo; lo mismo ocurrió con Poseidón, que comió un potro, en lugar del hijo. Una vez crecido Zeus, obligó a su padre a vomitar a sus hermanos: Hera, Deméter, Hestia y Hades. Hannibal fue un caníbal virtual y Gumaro fue nuestro caníbal real. Descanse en paz Gumaro de Dios quien logró, a final de sus días, que ya no fuera temido por los otros reclusos, compartiendo incluso con ellos incluso espacios cuando construía sus hamacas… El que descansa también más tranquilo, ahora, es el ex ‘chef’ de la prisión solidaria de Solidaridad.

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